Un mito dice que Atum vivía feliz en su colina en compañía de los hijos que él solito había engendrado: Shu (el aire seco) y Tefnut (la humedad). Se ve que jugando cayeron a las profundas aguas de Nun.
El padre, loco de desesperación por la desaparición de los gemelos, convocó a su fiel Ojo para que le ayudase, y fue éste quien buceó en la inmensidad de Nun y los devolvió a la vida.
Atum, en una explosión de felicidad, comenzó a llorar y de sus abundantes lágrimas emocionadas caídas al suelo, nacieron hombres y mujeres que empezaron a vivir en armonía con los dioses.
Podemos ver a Shu representado por un hombre con una o cuatro plumas sobre la cabeza (a veces la cabeza es de león), y a Tefnut como una mujer con cabeza de leona (también de mujer) y un gran disco solar con dos serpientes a los lados sobre ella.
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