El paso a esa época de ayuno y abstinencia que es la Cuaresma viene presidido por la última entrega a los pequeños placeres que simboliza el Carnaval. El disfrute de los dulces típicos carnavalescos realza el aspecto festivo de estos días y llena las casas de aromas y de recuerdos.
En España cada región tiene su propia especialidad aunque muchas han trascendido sus fronteras para mayor gloria del festín. En Asturias les casadielles rellenes de almendra son un bocado poderoso, que los menos golosos pueden sustituir por unos ricos frisuelos. Las filloas de Galicia y de León se parecen mucho a aquellos últimos y de Galicia dicen que salieron la leche frita y las orejas, que alcanzan mayor ligereza en el fino hojaldrado de las orejuelas, u hojuelas, castellanas.
La torrija no sabe de limitaciones geográficas y tiene más posibilidades de éxito en cocineros principiantes que algunas de las rosquillas que también se hacen el carnaval. Son famosos los buñuelos de Águilas, en Murcia, aunque en Madrid los hacen también deliciosos.
La lista de dulces de carnaval es tan larga como peligrosa y esto ya empieza a sonar a provocación, por eso veo prudente ir despidiéndome recordándoos que los ingredientes de estos manjares son simples y que el esfuerzo de su preparación merece la pena con creces.
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