Después de la Fiesta, a la que dedicábamos el primer año del ciclo “Educación en la diversión”… ¡abríamos por vacaciones! Efectivamente, “Abierto por vacaciones” invitaba a sumergirnos en todas esas actividades y aficiones a las que solemos entregarnos en nuestros períodos de descanso después de un curso inmersos en nuestros respectivos estudios o trabajos. Este año, además, la instalación daba otro salto importante, incorporando unos nuevos servicios junto a las cabañas y renovando las tiendas de campaña, con un modelo que finalmente se ajustaba a nuestras necesidades.
Eran tiempos en los que la comunicación a través de internet empezaba a ser una alternativa real al teléfono para poder contactar con nosotros, aunque ese recurso todavía no se había trasladado a los teléfonos móviles, cuyo uso todavía no invadía nuestras vidas como ahora.
La diversión, algo que se nos da muy bien, presidía una vez más nuestras actividades, en las que siempre reservábamos espacio para hacer un poco de turismo, muy propio de los períodos vacacionales, recorriendo las playas del entorno, realizando actividades especiales (montar a caballo, por ejemplo) o visitando Gijón, la urbe más cercana al campamento, una actividad que gustaba especialmente a los participantes que, un año más, venían de Alemania, a donde simultáneamente, un nuevo grupo de participantes españoles se dirigió la primera quincena de agosto. La Marina de Sisco, al norte de la isla de Córcega, sería el destino del otro encuentro internacional que celebrábamos este año en el que el Euro ya era una realidad y circulaba en 12 de los 15 países de la Unión Europea… ¡Muchos recordaréis aquellas calculadoras que nos recordaban que 1 € eran 166’386 pesetas!
Nhorte seguía creciendo, y nuestras señas de identidad se consolidaban gracias a la ilusión, la imaginación y la energía de todos los que iban formando parte de la familia nhorteña, creciendo con nosotros y siendo testigos de primera mano de todos los cambios que se iban produciendo.
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