Una parte de la mitología egipcia, la que hemos visto hasta ahora fundamentalmente, fue escrita en Heliópolis, pero en Hermópolis, los sacerdotes del templo de Thot, construyeron otro relato con ocho dioses y diosas principales (la Ogdóada), de los que Amón fue quien mejor supo dar el salto a divinidad nacional.
Junto a su esposa Amaunet representa el ocultamiento de las aguas que dieron origen al mundo. Desde que Amoshe I hacia 1570 a.C. le atribuyese la victoria frente a los hicsos, el Amón de Tebas transita hacia la imagen de un dios guerrero, se funde con Ra de Heliópolis y surge el todopoderoso Amón-Ra.
Su mayor esplendor vendrá tras la victoria que concedió a Ramsés II en la batalla de Kadesh: el rey, abandonado por sus cobardes tropas, se ve solo e implora la ayuda de Amón-Ra. Arremete entonces contra el enemigo y éste, milagrosamente, se dispersa: es para ganarse un respeto, sin duda.
A Amón-Ra podemos verlo representado como un hombre joven con faldellín, barba curva y corona con dos altas plumas. Pero también como un hombre con cabeza de carnero o directamente como un carnero. Amaunet, o Amonet, diosa del misterio, es representada con la corona roja del Bajo Egipto y también con cabeza de serpiente o de rana.
*Fuente: Joyce Tyldesley: Mitos y leyendas del Egipto antiguo y web.
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